El silencio, según el diccionario que siempre tiende a resumir el significado de las palabras, es la falta de ruido y justamente hoy se cumplen dos meses de silencio en este blog. Dos meses desde mi última entrada. No quiero dar ninguna excusa de porque no he escrito, pero el hecho es que durante este tiempo la vida no ha silenciado.
La vida no para, quizás deje de escribir, pero mi día a día se llena de historias, de capítulos que deben ser contados, pues sin ellos es imposible explicar otros muchos que vendrán.
Cada día que vivimos, cada día que pasa, nos moldea, nos marca, nos da experiencia, emociones, vivencias, nos deja una huella en el recuerdo, la cuál es definitiva para el día siguiente. El como afrontamos un nuevo amanecer seguro que tiene mucho que ver en como disfrutamos el atardecer anterior.
Es esa sensación de que la vida es un continuo, de que tras cada paso que damos hay uno nuevo por dar, la que hace de esta aventura algo tan interesante, y la que también dificulta el tema de los viajes en el tiempo 😛
No es posible volver atrás en esta cadena de acontecimientos, ya que si pudieramos romper uno de los eslabones y comenzar de nuevo a partir de ahí, la continuidad a la que me refería quedaría rota y sin sentido. El presente que vivo es producto del pasado, si en el futuro viajo a este presente, mi pasado es el futuro… un bucle de dificil solución.
A tod@s los que leeis… bienvenidos de nuevo.