Es sábado, un día cualquiera antes de mi trigésimo cumpleaños. El termómetro no llega a los 5 ºC, hace frío en la calle y un viento gélido mueve los restos del mercado semanal. Sabina canta y crea esa atmósfera mágica que me ayuda a escribir, que me inspira, que me transporta a sus poéticas letras, a sus metáforas imposibles, a su forma de explicar lo mas simple y lo mas complejo. En casa, una pantalla en blanco y un calendario con el día de mañana marcado.
Mañana cumpliré treinta años, ni uno más y ni uno menos de los que he sido feliz. Feliz toda una vida, sin sombras, ni claroscuros, sin trampas ni cartones, FELIZ.
No tengo muchos recuerdos antes de los cinco o seis años. Vagas imágenes que, a modo de instantáneas, me transportan. Sin embargo, ¿como no podría ser feliz a esa edad? Unos padres fantásticos, con un infinito amor, todo un mundo por descubrir, jugar como única obligación, un niño querido y mimado. Veo a mi padre vestido de Rey Mago, Melchor, veo a mi madre, besándome y meciéndome en sus brazos. Veo a mis abuelos recogiéndome a la salida de la guardería con un trozo de pan y chocolate. No tengo muchas fotos de esa edad en la biblioteca de mis recuerdos, pero todos ellos evocan ternura y cariño, satisfacción y bienestar.
Mas tarde, entre los seis y los trece, me veo con mis hermanos, son tres y a cada cual mejor. Un equipo con el siempre he contado para convertirme en lo que sea que soy. Llevo un trozo de todos ellos: Didac, Montse y Laura.
Didac, inseparable compañero de infancia, corriendo juntos para llegar al cole, jugando a fútbol, aprendiendo a entrenar, juntos en un curso de informática, juntos yendo al cine, a la piscina, en bicicleta, juntos jugando al Doom, corriendo por secos campos almerienses… Juntos siempre. No hay recuerdos del uno sin el otro… caídas, derrotas, victorias, éxitos… Siempre hemos estado ahí, y siempre lo estaremos.
Montse, inteligente y con carácter. Fuerte pero con un gran corazón. Escribe y expresa un rico mundo interior de sentimientos. Consigue lo que se propone, sin desfallecer. En el álbum de fotos de los recuerdos me veo recibiendo una llamada, mi hermana esta en un hospital. Llego tragando el miedo y poniendo pesas en el pecho para que no salga por la boca. No es nada grave, tal vez una bajada de tensión, o un pequeño desmayo. Ella esta tumbada en una cama, me abraza, de una forma que jamás olvidaré… ella también tiene miedo. Allí estamos, todo ha pasado. Llegan mis padres y mis hermanos… ya estamos todos. Purííííru ¡Nada puede pasar!
Laura, la mas pequeña, la última en llegar. Frágil, cariñosa y tierna. Me veo junto a su cuna, observándola, mas tarde caminando juntos al colegio, o bien los cuatro en casa, grabando canciones, o inventándonos el juego más descabellado. Bromeamos, inventamos un mundo de Ton y Tonty, jugamos a no crecer, a no ser grandes, a tener siempre la misma edad, a ver el mundo con los ojos de un niño… porque en el fondo queremos ser niños siempre. Laura siempre tiene una sonrisa, a veces no la muestra, pero he aprendido a sacársela.
Entre los trece y los veinte, muchos amigos, conocidos y otros que parecían lo uno o lo otro. Descubrimientos, descubrimientos y mas descubrimientos, aprendizaje, adaptación al cambio. Todo cambia, pero lo esencial perdura. Veo mis aventuras y desventuras como adolescente, mis temores y mis progresos, mis amores, los primeros, y desamores, los únicos, mis apuestas (hoy disfruto mis ganancias), las traiciones y los apoyos, las primeras veces… Amigos que perduran hoy día, otros que han seguido su camino pero que los recuerdo como si fuera ayer.
Entre los veinte y hoy, mucho ha llovido: una carrera, algunos títulos, un trabajo, un coche, Brasil, Argentina, Chile, un piso… Pero, sin duda, destaca Tania, mi gran amor.
Nos conocimos a través de una pantalla de ordenador, nos enamoramos leyendo entre las lineas de cientos de correos electrónicos y cartas llenas de sentimientos. La primera vez que cogí un avión fue para ir a Perú, para estrecharnos, para alimentar nuestra historia. Viene a mi mente la primera vez que la esperé, la primera vez que la bese, las veces que nos separamos, las que volvimos a vernos, la primera que dormimos juntos.
Soñar por dos, estar mas cerca, mucho mas cerca, juntos bajo el mismo techo. Seguir amándonos, creando nuestro mundo, viendo la vida a través de sus ojos. Empezar a soñar por tres…
Sin duda, soy feliz, quizás sea afortunado y también, quizás, sepa buscar la fortuna. Pues tan importante es la suerte y la dicha, como la predisposición y la superación ante los obstaculos.
Lo que es cierto es que hoy, un dia cualquiera justo antes de cumplir los 30, sigo teniendo unos padres únicos, unos hermanos maravillosos, un montón de amigos y un amor que perdura, que se supera, que madura y se renueva…
¡Felices 30!
Tania
3 febrero 2007 at 18:42
Gracias por lo que me toca. Nos has hecho llorar a tod@s. Has hablado de fotos y recuerdos en tu memoria, coincidiendo con tu regalo sorpresa: un album con fotos nuestras en nuestra infancia, en familia hasta el momento en que nuestras vidas caminan en paralelo. Un regalo que me ha quitado tiempo a tu lado pero que sin duda a merecido la pena, un compendio de nuestras vidas que se irá ampliando poco a poco con la llegada de nuestros churumbeles.
laura
27 enero 2007 at 21:18
Nunca en la vida me imaginé que podría estar tan orgullosa de mi hermano mayor..de mi Ton. El escrito es precioso, he llorado hasta que me ha dolido la cara… Te quiero muchísimo y deseo que la felicidad y la salud te acompaí±en siempre… TONTY
Montse
27 enero 2007 at 21:14
Que bonito!!!
Vales un tesoro!!
Te quiere tu hermana,
Montse
Francisco y Ana
27 enero 2007 at 21:10
Ana: Lo has hecho perfecto. Como has hecho la felicidad de poder traerte al mundo. Que te siga siempre la felicidad que tienes a tus treinta aí±os. Te quiero hijo.
Francisco: Obviamente has expresado tus sentimientos mas profundos, igual voy a hacer yo. Hace treinta aí±os estaba esperando felizmente la llegada de primer hijo, en el que depositaba todas mis ilusiones y mi carií±o y puedes estar seguro que no me has decepcionado jamás; has estado siempre conmigo, con nosotros. Si en esta vida de algo me enorgullezco es de mi hijos, de todos por igual. Francisco sigue siendo feliz y luchando por conseguir todo lo que te propongas y siempre siempre en los momomentos mas felices o en los menos tendras a tus pades y hermanos a tu lado. Te quiere tu padre.