Esta semana ha sido corta en dias porque despues del festivo del lunes empezamos el martes con las clases, pero a la vez a sido larga en experiencias compartidas con los niños. Un adaptarse tanto para ellos como para nosotras, las profes.
Claro que como muchos son primerizos en esto de ir al colegio, y más con los nervios de separarse de papá y mamá, no podian faltar, «pipis», «popos» y vómitos, por aqui y por allá, algunos incluso en el patio de juegos. Cosas de niños ya se sabe, esto de ser profe de infantil tiene su desventajas.
Pero también hay anécdotas graciosas, como el de una niña catalana que me dijo «no se que faig en aquesta escola si encara no parlo anglès» (no sé que hago en esta escuela si todavia no hablo inglés) con solo 3 años y con razonamientos que sorprenden. Le explique que aprenderá con nosotras y que poco a poco entenderá lo que decimos y también ella podrá hablar inglés.
Los veteranos, nos sonrien al cruzar la puerta, nos abrazan y como ya son los mayores de clase dicen orgullos: «yo ya no lloro» . Esas pequeñas cosas que nos dan una gran satisfacción y que nos hacen ratificar que lo que hacemos lo hacemsos por amor.