Son las 10 de la mañana, hace ya varias horas, unas cinco o seis que un viento con rachas superiores a los 110 km/h vaga por las calles de Piera. Estamos sin luz, suerte del portátil y las baterías adicionales, que me permiten pasar este rato hasta la vuelta de la luz. ¡Esa amiga invisible que tan poco apreciamos cuando esta, pero sin la cual los minutos parecen horas! La tarea mas sencilla, como la de desayunar, se vuelve algo mas compleja, si los electrones no fluyen al darle al interruptor.
He salido a la calle y el aire arrecia con fuerza. Iba a tirar la basura en los contenedores de papel, plástico y vidrio, cargado con cuatro grandes bolsas que las rachas de viento dominaban a su elección. He logrado llegar hasta los contenedores de reciclaje y depositar la carga, mientras tierra, hojas, pequeñas ramas y bolsas atacan por doquier.
Un árbol de unos 10 metros de alto esta caído, descansa sobre un cable eléctrico. Esta tan inclinado que su copa, otras veces alta y orgullosa, esta a un metro escaso de mi mano. Ese cable eléctrico no aguantará mucho. Así que sera mejor volver a casa y avisar a las autoridades.
De regreso me doy cuenta de que he salido del piso sin llaves. ¿Como doy aviso para que Tania me abra? El portero electrónico, obviamente, no funciona. Decido usar el teléfono, raro en mi no lo llevo encima. Así que hurgo entre mis ropas en busca de una moneda olvidada, recogida del suelo en algún momento, la encuentro, son 20 céntimos. Camino hasta la cabina de teléfonos mas cercana, marco el número de casa, sólo tengo para una llamada y espero.
Suena el timbre del teléfono, pero nadie contensta, otro timbre y otro. Imagino a Tania cambiando a Naira, o dándole el bibe, sin poder ir a contestar. La espera es larga, pero finalmente me contesta. Le digo que en un momento estaré en casa, que por favor baje a abrirme, Como decia al principio… la acción más sencilla se complica ante la falta de suministro.
Llamo a los bomberos, a la policía local y al 112… los dos primeros comunican, seguro que sobrepasados por el número de incidencias de este temporal. ¡Echo en falta una grabación que me indique que he marcado el número correcto! «Ha llamado a bomberos / policía local de Piera, en estos momentos no podemos atenderle, mantengase a la espera o vuelva a llamar». Pero no la hay.
En el 112 simplemente timbra, otra vez y otra. Desisto… cuelgo. Al cabo de 10 segundos suena el teléfono, me llaman del 112, les explico el motivo de la llamada, toman todos los datos y me aseguran que informaran a las autoridades locales. ¡Perfecto!
El viento sigue soplando, parece que arrancarà el edificio, en el suelo siguen habiendo cartones, pĺásticos, papeles, hojas, ramas y mucha, mucha tierra. Todo el barrio esta a oscuras, iluminado simplemente por el sol, que brilla grandilocuente en lo alto de un cielo azul.