Nuestra última etapa iba a ser corta, tan sólo 22 kilómetros hasta Burgos. Desde Agés nos dirigimos hacia Atapuerca, el pueblos de los yacimientos paleolíticos… vamos que por las mismas montañas que hemos pisado, hace 800.000 años, nuestros antepasados paseaban.
Desde Atapuerca se empieza a subir de forma considerable en dirección a Cardeñuela-Riopico, donde hicimos una parada para degustar, por fín, la Morcilla de Burgos. Después de llenar el estomago y por carreteras secundarias asfaltadas avanzamos en dirección a Burgos, ciudad que ya veíamos en toda su extensión.
Villalva, Orbaneja y Villafría fueron los siguientes pueblos. En este punto se une el camino francés con el del Pais Vasco. Ãbamos cantando a gritos las canciones que recordabamos: Nino Bravo, Ducan Dhu… de todo… lo que hizo que el camino se hiciera a buen ritmo y sin darnos cuenta.
Llegamos a la estación de Villafría, a partir de aqui empieza el sufrimiento para el peregrino. Entramos en Burgos… después de cinco dias de apacible silencio y tranquilidad, la vorágine de l ciudad nos engulle.
Entramos por un polígono industrial, con camiones y coches aturdiendo los oídos… las obras por doquier nos hacen entrar de golpe en ese mundo que es la ciudad… atrás queda la esencia campestre. Son 9 kilómetros hasta llegar a la Catedral.
En vez de seguir por la calle Vitoria, decidímos regalar unos metros y hacerlo paralelo al río Arlazón. Siguiendo el río llegamos todos juntos, cogidos de la mano a la puerta de la antigua muralla de Burgos y de ahí nos adentramos en la plaza para contemplar la majestuosidad de la Catedral de Burgos, que se inició en el año 1221 (por Fernando III el Santo) y tardó 3 siglos en acabarse… sólo contemplarla da sentido a tal periodo de tiempo.
Hemos llegado a nuestro destino. La pilgrimada 2006 esta concluída.
Entramos en la catedral, prendimos un par de velas… una para agradecer que todo nos fuera tan bien, otra para desear que a los «pilgrims» de Mayo también les vaya bien. Fuimos a comer al Royal (c/ Huerto del Rey, 25), lugar muy recomendable y a nuestro hostal para ducharnos.
Por la noche algo de tapeo, bares y pequeño paseo, lo que el cansancio permitió, por el casco antiguo de Burgos.