He estado una semana fuera. Por tierras de Navarra y La Rioja completando las etapas del Camino de Santiago entre Roncesvalles, lugar en el que muchos comienzan su andadura y Logroño, donde tiene lugar la famosa calle Laurel.En estos siete días Silvia (Novata II), Laura (Laurinator), Rebeca (The Angel), Bego (Wey), Esteve (Barça), Boris (La gacela herida), Manolo (El Maestro), Sebas (¿donde esta Unai?) y yo (¿donde esta Naira?) hemos completado 6 etapas y un total de 133 kilómetros.
Desde el año 2007 no volvía a la senda del Camino, ya que el año pasado con Tania embarazada decidí permanecer en otro camino, también muy interesante… el que dió como resultado a Naira. De las seis etapas completadas, cuatro de ellas ya las había hecho en Noviembre de 2005, pero como suele suceder… mismo camino… diferente gente, tiempo, situación… es diferente camino.
Día I: Nieve, lluvia y granizo. Roncesvalles – Larrasoaña
Roncesvalles y el camino francés nos dio la bienvenida con nieve, lluvia y granizo. Una nada halagüeña forma de comenzar, sin embargo, la belleza de lo que nos rodeaba, un bosque encantado, verde y frondoso, nos hizo pasar por alto la humedad, el frío y el agua que no cesó de caer.
Fue una etapa larga, pero que resolvimos rápidamente, empujados por el hecho de que era la primera y de que todos estábamos muy frescos. Bosques de pino, roble y hayas y lugares tan singulares como Erro, un alto donde antaño y, según nuestra guía de etapas, eran habituales los bandidos.
La alternancia entre asfalto, caminos, senderos embarrados y piedras de todos los tamaños, supone que el peregrino tiene que estar continuamente al tanto del piso y adecuarse a sus características. En compensación, esta etapa por el norte de Navarra tiene unos fantásticos paisajes entre bosques, prados y pueblos preciosos
Día II: Barro. Larrasoaña – Cizur Menor
La segunda etapa parecía más de lo mismo. Nubes oscuras y frío. La ropa todavía húmeda del día anterior. En principio la etapa Larrasoaña – Pamplona, de tan sólo 15 kilómetros, era muy asequible, así que el comité de sabios, decidió alargarla para acortar un poco la siguiente, mucho más dura por el Alto del Perdón.
Sin embargo fue un día frío y nublado pero sin la aparición de la lluvia. Barro por doquier que en algunos casos hacía complicada la ascensión a alguno de los altos. Al principio se pasa por espacios cercados donde habitan caballos típicos de Navarra, se deben pasar por diferentes portillos dispuestos para que los caminantes puedan atravesar, pero no así los animales.
Más adelante nos encontramos con un río, el cual nos acompañará gran parte del recorrido hasta Cizur Menor. Uno de los puntos más complicados es la subida que hay justo antes de Arre. Espectacular es la entrada al casco antiguo de Pamplona. Finalmente decidimos pernoctar en Cizur Menor, en un encantador albergue el cual recomiendo a todos los peregrinos. Vale la pena hacer los kilómetros que separan esta ciudad de Pamplona.
Día III: Más barro. Cizur Menor – Puente la Reina
Cuenta la leyenda que en la Fuente Reniega un peregrino, agotado y sediento, fue tentado por el diablo, que se ofreció a llevarle hasta una fuente si éste renegaba de su fe. El peregrino resistió la tentación y en compensación se le apareció el Apóstol Santiago vestido de peregrino que le mostró una fuente y le dio de beber en su vieira.
Esta etapa viene protagonizada por el Alto del Perdón. Un prolongada y constante subida puede resultar muy dura dependiendo del día. No existe sombr y, en esta ocasión, el barro acumulado dificultaba la subida. Esta es exigente, pero si nos armamos de paciencia y perseverancia llegaremos al Alto del Perdón, donde esta situado un bello momumento a los peregrinos.
Desde el alto, la vista es espectacular, a ambos lados del mismo podemos observar todo el valle. Pamplona a un lado y Puente la Reina al otro.
Seguidamente debemos bajar todo lo que habíamos ascendido. Este descenso además es muy corto con lo que la pendiente es fuerte y hay que tener cuidado con las rodillas. En mi caso decidí bajarlo corriendo para así no castigar las rodillas con una bajada mas prolongada.
Sin dudarlo dos veces, una vez acabado el descenso en Uterga, debeis parar a reponer fuerzas en un bar que queda en la propia senda, a la izquierda. En él encontrareis un maravilloso bocadillo de chistorra con pimientos. ¡Imperdible! De ahí el camino resulta un verdadero paseo sin dificultades.
Día IV: Jose Mari. Puente la Reina – Estella
Es una típica etapa de sube-bajas, pero que no representa problema alguno. Con un día esplendido y caminando entre verdes prados, es un paseo que nos llevará hasta Estella, uno de los finales de etapa mas bonitos del camino. El final de esta etapa me resultó algo largo, sobretodo los últimos 3 kilómetros.
En Estella conocí a Jose Mari, un voluntario de la Cruz Roja que le hizo una curación a Bego, pero que también nos habló del sentido del camino, del amor como energía y de las curaciones que con su labia, practica. Realmente era un tipo peculiar, en el que la experiencia afloraba sin cesar. ¡Gracias Jose Mari!
Día V. Soledades. Estella – Los Arcos
La etapa más bonita de todas. Una verdadera delicia en el que el peregrino va planeando rodeado de campos plantados de cereal. Existen tramos de más de 12 kilómetros sin pueblo alguno, tramos de soledad, donde amueblar la cabeza, pensar y recordar a la familia.
En esos 12 kilómetros, Naira estuvo muy presente, ya eran seis días sin verla, olerla, oírla, tocarla y sentirla… Ciertamente creo que todo aquel que ha hecho este tramo, acaba teniendo la sensación de que es uno de los mejores. No es dificil hacerlo, no tiene grandes exigencias y el espectaculo de los campos, sobretodo si como en esta ocasión no hace mucho calor, es una maravilla.
Para aquellos que me sigan, quizás es bueno concluir esta etapa, comer algo y seguir 8 kilómetros más hasta el siguiente pueblo Torres del Río. De esta forma la etapa siguiente resulta menos larga y, en cambio, esta no parece tan exigente.
Día VI: El final. Los Arcos – Logroño
Una etapa larga. La última vez que la hice me costó muchísimas horas, mucho esfuerzo y acabe odiando esta etapa. Esta vez salía del albergue con pocas ganas de caminar. Naira seguía en mi pensamiento, me habían dicho que me echaba de menos, que me buscaba y esto me había destrozado.
La etapa no era de mi gusto, encima mi predisposición era mala, por suerte Laura estuvo a mi lado, hablando de aquello y de lo otro, entreteniéndonos con cualquier tema de conversación, hizo que los primeros kilómetros pasaran rápidamente.
La etapa hasta Viana es una preciosidad. Una foto de flora y fauna tras otra. Desde allí un sendero amplío y plano nos lleva al embalse de Las Cañas. Ya queda poco para llegar a Logroño, por lo que pasa rápido, aunque las entradas a las grandes ciudades sean tan feas. Una horas después, 6 desde que salímos, llegamos a Logroño. ¡Nuestro destino y fin de camino de este año!
Dejamos a Rebeca, una chica irlandesa que vive en Granada, que conocimos el primer día y desde entonces se unió al grupo con un trocito de cada uno de nosotros. Para que, a principios de Junio, los haga llegar a Santiago. ¡Buen camino!
montse
21 febrero 2010 at 23:11
En mayo vamos a hacer esta etapa, 8 chicas. El aí±o pasado hicimos Sarria-Santiago y nos hemos animado a empezar el camino. Realmente es un viaje interior recogiendo informacion del viaje exterior (paisaje-vistas,gentes,….) La complicidad entre peregrinos es impresionante. Suerte.