Hemos vuelto a Perú y esta vez con nuestra pequeña princesa acompañandonos. La última vez que estuvimos aquí fue hace dos años, el famoso terremoto de Ica.
Esta vez nuestro personal terremoto ha sido Naira. Nuestra hija subía por primera vez a un avión y las 14 horas de vuelo se nos presentaban muy duras. Sin embargo, Naira se comportó como una campeona.
En el vuelo no dío ningún problema, la compañía aérea KLM, en el momento del embarque nos cambió los asientos para que estuviéramos más cómodos (fila 30 de un Boeing 777). Fue todo un detalle, ya que teníamos mucho espacio delante nuestro y además nos facilitaron una cunita en la que Naira durmió varias horas en el vuelo.
Podemos decir que ella hizo su horario habitual. Durmió y comió a sus horas y el resto del tiempo estuvo jugando con nosotros: con sus libros, con sus animalitos, paseando por el avión, saludando a la gente y con un amiguito que conoció en el vuelo Alexander.
Al llegar a Perú, el pasado 4 de Agosto, todo ha ido muy bien, un par de días de aclimatación, en el que hemos tenido que ir moviendo las comidas y las horas de sueño para que, a dia de hoy, cuadren con sus horarios.
Ha probado el huevo entero, la muyaca (aguaymanto), la papaya y el pescadito de la selva. Come bien y esta muy contenta… y mañana cumplirá 1 añito y con ella nosotros: hace un año nos sacamos el carnet de papis 😛