Había una vez un heroico caballero, de los que triunfan en cuentos de todas las lenguas y lugares. Su valentía era tan grande, y su espada tan temida, que cansado de buscar dragones, ogros y monstruos de cuento en cuento, decidió abandonar los cuentos y venir a probar su valentía y su destreza al mundo real.
Pero cuando llegó aquí, no encontró temibles criaturas, ni malvados brujos, ni siquiera una pobre madrastra a la que atemorizar con su espada. Y era muy raro, porque lo único que vio fue gente preocupadísima, con la misma cara de susto de todos aquellos que alguna vez había salvado de un dragón o un ogro. Día tras día todos iban de un lado a otro, con prisa y sin hablar con nadie, como si algo terrible fuera a ocurrir.
El caballero pensó que aquella podría ser su aventura más heroica, y resolvió dedicarse por completo a encontrar el misterio de la angustia del mundo real. Buscó, preguntó, indagó, navegó y trepó, pero no encontró nada. Dispuesto a no rendirse, regresó a su mundo de cuentos para hablar con el gran sabio.
El gran sabio calló durante largo rato, y finalmente dijo:
– En el mundo real, como no había dragones ni ogros, se inventaron los enemigos, y ahora los llevan dentro. Cada uno tiene un enemigo hecho a su medida, y está dentro de su corazón. Para unos se llama codicia, para otros envidia, para otros egoísmo, pesimismo o desesperanza. Han sembrado su interior de malos sentimientos, llevándolos consigo a todas partes, y no es nada fácil arrancarlos de allí.
El caballero regresó al mundo, llevando consigo todas sus armas. Y uno tras otro, se fue ofreciendo a cuantos encontraba para liberarles de su mal interior. Pero nadie le hizo caso.
Finalmente, agotado y confundido, arrojó sus armas al suelo con tan mala fortuna que tropezó con la espada y fue a parar al suelo, dándose de cabeza contra un pollo que cacareaba por allí. Al verlo, un hombrecillo triste que pasaba por aquel lugar, comenzó a reír a carcajadas, tanto que casi no podía mantenerse en pie.
Así fue como el caballero encontró por fin la solución al mal de los habitantes del mundo, sólo necesitaban una sonrisa, una pequeña ayuda para desterrar sus malos sentimientos y disfrutar de la vida…. Y
desde aquel día, el caballero, armado con una gran sonrisa, se dedicó a formar un ejército de libertadores, un grupo de gente capaz de recordar a cualquiera la alegría de vivir.
Y vaya si ganó la batalla, tan brillantemente como siempre había hecho.
Felices fiestas a todos, os deseamos lo mejor para este próximo año… Ilusión, besos, abrazos y sonrisas para este 2012. Recordad reír cada uno de los días que nos vienen por delante!
Nos vemos
Paco, Tania, Naira i Vinyet
Maria Tereza
26 enero 2012 at 2:18
Está tu historia, feliz 2012 y que venga con muy buenos momentos.
Aidelen
21 enero 2012 at 2:58
Son muy lindos los dos pequeí±os, y la historia es muy bonita, tienes una gran imaginación.
Esther G.
6 enero 2012 at 21:07
Paco está muy bonito el cuento. Saludos a Tania, Naira y Vinyet, ojalá podramos encontrar todos los abrazos, besos y sonrisas que nos han escondido por allí, y que también nosotros vayamos dejando más por el mundo.
Un fuerte abrazo
Esther G.
Gabriel
30 diciembre 2011 at 21:34
Paco, Tania, Naira i Vinyet: Queria desearles un fin de aí±o muy bueno, y un prospero 2012.!
Felices Fiestas ! (Jag Sameaj).!
Gabriel G.