Hoy estando en el trabajo alguien necesitaba un abrazo, ahora no recuerdo si lo pidió, o si una tercera persona lo sugirió o simplemente ocurrió. ¡Yo soy de abrazar!
El abrazo es una gran medicina. Transfiere energía, y da a la persona que es abrazada un estímulo emocional. Se siente bien, deshace la soledad, derrota el miedo, abre las puertas a la sensación, ayuda al auto estima, alienta el altruismo (no busco nada, pero aún sin saber por que quiero abrazar a esa persona), retrasa el envejecimiento (los que abrazamos nos mantenemos jóvenes durante más tiempo, ¡eso espero!).
Se necesitan cuatro abrazos al dia para sobrevivir, ocho para mantenernos, y doce para crecer. Es tambien, una forma de comunicarse. Puede decir las cosas para las que no tienes palabras. La mejor cosa acerca de un abrazo es que no puedes darte uno sin recibir uno.
No es fácil darlo, no os voy a engañar, aprender requiere tiempo, dedicación y sobre todo haberse equivocado muchas veces. Cuanto mas te equivoques mejor serán los abrazos. No desesperes, poco a poco irá saliendo, sin forzarlo. Dar un abrazo es como escuchar el cuerpo del otro, aunque sea difícil de oír o aunque no estemos preparados para oírlo. Muchas veces es lo que mas nos cuesta escuchar a los demás.
¿Y que hacer para darlos?
Por supuesto, uno de los primeros puntos a tener en cuenta es que no es lo mismo abrazar a un colega, a tu hija, a una anciana desvalida o a una hermosa mujer de pechos prominentes. Cada cual requiere unas cualidades especiales. Pero si practicas mucho, si tienes paciencia y te esfuerzas aprenderás la presión exacta que tienes que ejercer con cada uno. Suena muy complicado, ya lo sé, pero no te angusties si no te sale a la primera, sigue probando. Las cosas no salen a la primera, y mucho menos los abrazos.
Los abrazos no son como los besos, un beso lo puedes dar en casi cualquier ocasión y a cualquiera. Con los abrazos es diferente, poco a poco irás notando que salen solos en los momentos adecuados.
Otro punto que es importante saber es aprender a tener paciencia. Diferentes cuerpos tienen tiempos diferentes, y si a unos les basta un rápido apretón, seguro, firme, confiado… otros necesitan dejarse caer poco a poco sobre tu pecho, confiar en que vas a sujetarlos, que tu abrazo sirve para no perder el equilibrio. Dejarse llevar sin perder el equilibrio. Acompasar la respiración, pensar en algo positivo, querer transmitirlo, unas palabras al oído, que enriquezcan, que alimenten las almas.
Después de un abrazo algo se ha transformado, pero haz como si no te dieras cuenta, como si fuera lo más normal del mundo, como si estuvieras acostumbrado a dar abrazos. Mira a la otra persona, sonríe. Sonríe.
Y os dejo esta historia, que seguro ya habéis leído y el siguiente vídeo que me parece genial.